Texto del taller “Sigilos. La transformación de la realidad. Introducción a la magia del caos”

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Taller impartido en Delfos Haitzuloa el 21.6.18

El texto se complementa con el vídeo de la charla

Imagen de portada por Olagar

Imágenes de sigilos cortesía de Wikipedia

Página del Liber Null encontrada en Chaos Tarot

Si lo prefieres aquí lo tienes en pdf

El enfoque de la charla

Esta charla es una breve explicación de los conceptos más básicos de la magia del caos. Siguiendo el consejo de Gordon White en su Star.Ships de buscar datos dentro de la ciencia dura que puedan llevarnos a ver con más claridad esta disciplina, acompaño los distintos apartados con datos proporcionados por el Dr. Dean Radin en su Real Magic. En él expone los diferentes estudios científicos que parecen confirmar las teorías mágicas antiguas y modernas.

La mayor parte de los estudios utilizados para apoyar la tesis del Dr. Radin son de la categoría seis sigma, lo que quiere decir que la probabilidad de fallo o desviación en la estadística o de procedimiento se reduce a un billón a uno. Usaremos también otros no tan verificados pero no por ello menos interesantes en su nivel de fiabilidad.

Para terminar el taller explicaré una herramienta sencilla y potente que se ha convertido casi en un distintivo de la magia del caos, los sigilos, con los que es posible experimentar desde el principio.

Cabe destacar que esta charla sólo muestra cómo entiendo la magia del caos en base a mis estudios y experiencias y no tiene por qué parecerse al enfoque de otras personas practicando la misma disciplina.

Introducción a la magia del caos

La magia del caos es un movimiento empezado en los 70 por los ocultistas Peter J. Carroll y Ray Sherwin entre otros. Comenzó como una exploración de la magia, tema candente en el ámbito anglosajón durante los 70. A partir de ahí, a medida que empezaban a adquirir dominio de la disciplina, empezaron a verse como una respuesta a la magia más practicada, la magia ritual, como la Wicca y la Thelema. Veían en ella un exceso de ritualización y de creencia ciega. Una vez obtuvieron resultados de distintas prácticas mágicas fueron destilando su propio sistema usando la filosofía de “y si quitamos esto ¿sigue funcionando?”.

Tuvieron mucha influencia de Aleister Crowley y de Austin Osman Spare, dos grandes ocultistas británicos del siglo XX. De Crowley tomaron su experimentación temprana con la tradición mágica, y de Spare sobre todo las teorías de la magia como reprogramación del inconsciente y los sigilos.

Dentro de la academia corrientes que inspiraron enormemente a este movimiento fueron la descripción del universo dada por la teoría matemática del caos y la física cuántica, el escepticismo deconstructivo del posmodernismo y las teorías del inconsciente del psicoanálisis, especialmente las de Carl Jung.

Por su mirada crítica, experimental e iconoclasta se le ha llegado a llamar la magia punk.

Los fundamentos

Las bases de su práctica son la acción de la voluntad sobre la realidad, la magia de resultados, la fe como herramienta, el salto de paradigma y el trance como acceso a la magia.

La voluntad sobre la realidad y la magia de resultados

Desde la magia del caos se afirma que nuestra voluntad afecta a la realidad, no solamente a la interna sino también a la externa, y no sólo a través de nuestros deseos conscientes, sino también desde los inconscientes.

Para apoyar esta afirmación vamos a usar como ejemplo algunos de los experimentos realizados o estudiados por Radin:

· Influencia sobre generadores de números aleatorios: La cantidad de veces que aparecía el número deseado por una persona proyectando su voluntad superaba las probabilidades dadas por la aleatoriedad. Éste entra dentro de los experimentos de la categoría seis sigma.

· Efecto de la comida bendecida sobre el ánimo: Unos trozos de chocolate bendecidos por unos monjes budistas consiguieron provocar una mejora de ánimo contra probabilidad de 24 a 1 en consumidores habituales de chocolate, de 10.000 a 1 en no habituales. Para evitar en la medida de lo posible el efecto placebo tuvieron en cuenta la susceptibilidad de las diferentes personas a los cambios de ánimo.

· Efecto de agua bendecida en el crecimiento de plantas: Realizar un experimento sobre cómo afecta el chocolate a humanos puede dar pie a acusaciones de subjetividad, así que decidieron probar con algo que no pudiera ser influenciado. Los mismos monjes bendijeron unas botellas de agua con las que se regaron en laboratorio unas semillas de las cuales se conoce perfectamente su comportamiento en ese ambiente. La mejora del crecimiento de la planta iba contra una probabilidad de 38 trillones a 1 de que ocurriera por sí misma.

Ya que nosotros no disponemos de laboratorios, conocimientos de estadística y del método científico ni un número de sujetos experimentales significativo, no nos queda más remedio que recurrir a medios más modestos para tratar de descubrir si efectivamente estamos afectando a la realidad con nuestras acciones mágicas. Para esto utilizamos al menos al principio de nuestra práctica la magia de resultados. Esta consiste básicamente en tratar de conseguir resultados que podamos comprobar, en realizar alteraciones en la realidad que podamos identificar con un mínimo de seguridad. Queremos hacer que sucedan cosas que estén directamente relacionadas con nuestra voluntad y ser capaces de señalárnoslas a nosotros mismos y señalárselas a otros.

La fe como herramienta y el salto de paradigma

Desde la perspectiva de la magia del caos la fe, la certeza, no es la verdad, sino una forma que tenemos de interpretar y dar nombre a la realidad tal y como la percibimos, entendemos, sentimos y pensamos. De ahí la adopción por parte de tantos magos del caos de la famosa paradoja “nada es cierto, todo está permitido”.

Que entendamos la creencia como una interpretación no la hace menos potente. Nuestra mente, la percepción de la realidad y las interacciones que llevamos a cabo con ella, nuestra sensación de qué se puede hacer o no a nivel moral y mecánico, todo esto se estructura en torno a nuestras creencias, y estoy de acuerdo con quienes dicen que estamos biológicamente creados para creer. Tenemos el impulso de extrapolar patrones de todo lo que vemos o vivimos para así poder hacer predicciones, para comprender cuáles son los mecanismos que rigen los fenómenos y anticiparnos para nuestro beneficio y supervivencia. Lamentablemente acabamos creyéndonos nuestras propias conclusiones, y por tanto limitándonos a nosotros mismos.

Cuando planteamos la fe como una herramienta lo que pretendemos es colocarla en el lugar de ayuda, no de regente. La creencia tiene una influencia muy poderosa sobre nosotros, y ese poder puede ser aprovechado.

Dean Radin nos ofrece un experimento con el que puso a prueba este planteamiento: Grupos de creyentes y no creyentes fueron reunidos para participar en un estudio de la influencia emocional que tenía sobre ellos un té bendecido con la intención concreta de mejorar su ánimo. Los no creyentes no tuvieron cambio de humor ni por efecto placebo ni por el té bendecido. Los creyentes que creían estar bebiendo té no bendecido tuvieron una mejora escasa. Por último, los creyentes que bebieron té bendecido y creían que lo estaban haciendo tuvieron una mejora de humor del 50.000 a 1.

Como reflexión personal, los resultados del experimento no sólo parecen apoyar este planteamiento, sino que además darían fuerza a la tesis que dice que si no creemos en el poder de una maldición o hechizo lanzado sobre nosotros será mucho más difícil que llegue a afectarnos.

La mejor forma en que el uso de la fe como herramienta queda reflejado es a través del cambio de paradigma. La forma más directa de esto es la creación de los espacios rituales, con sus aperturas y cierres. En este paréntesis que hemos abierto pasamos a creer completa y voluntariamente en las premisas del sistema simbólico que hemos escogido o montado, sin importar si fuera de ese espacio las creeríamos o no. Esta construcción, este teatro, esta fe, nos ayudan a superar las barreras a la manifestación de nuestra voluntad. Una vez nuestra voluntad ha adquirido manifestación a través de un paradigma ¿por qué no probar otros? Obtener resultados con diversos paradigmas diferentes nos libera de las garras de la creencia ciega, ya que si obtenemos resultados desde un paradigma psicológico, o pidiéndole algo a Odín, o a un ángel ¿significa esto que todo aquello de lo que hemos obtenido resultados es verdad? No necesariamente.

Las barreras a la manifestación y el trance

Visto todo lo anterior, si nuestra voluntad es supuestamente capaz de afectar a la realidad de una forma perceptible ¿por qué no podemos malear la realidad a nuestro antojo si cada uno de nosotros tiene esta capacidad? En el punto anterior he hablado de barreras, que tal y como las entiendo vendrían a ser:

· El conflicto de intereses: Todos deseamos a la vez, consciente e inconscientemente, y si existen otras formas de conciencia como dicen muchas tradiciones, esas conciencias probablemente desean también. Manifestamos la realidad entre todos, por lo tanto es complicado que de una forma automática la voluntad de unos vaya a imponerse notablemente sobre la de otros.

· La inercia de la realidad: No sabemos a ciencia cierta si las leyes de la física son universales e inamovibles, pero lo que sí sabemos es que tienen tendencia a cumplirse y a resistirse a la alteración.

· Nuestras propias barreras mentales: Dentro de nosotros tenemos creencias sobre cómo son y no son las cosas, qué es posible y qué no lo es. Tenemos estas barreras muchas veces a nivel inconsciente, por lo que incluso cuando comprendemos que la realidad no tiene por qué ser como la entendemos, estaríamos luchando contra esas creencias internas.

Se puede discutir en qué medida las barreras externas son superables o no, pero para superar como mínimo las barreras mentales utilizamos la fe como herramienta y el trance. Más adelante hablaré del trance y de cómo lo podemos usar.

Magia y moral

Una crítica habitual a la magia del caos es que al buscar resultados materiales lo que estamos haciendo es abandonar por completo el desarrollo espiritual y practicar la magia negra. Mi respuesta es que la búsqueda de resultados materiales, aunque se relaciona popularmente con la magia negra por la persecución de lo terrenal en vez de lo espiritual, no tiene por qué negarlo. Descubrir qué queremos que ocurra o que no ocurra a través de la práctica, aprender de nuestros errores, replantear nuestras perspectivas morales según nuestras experiencias, todo esto me parece adecuadamente espiritual si el practicante se molesta en analizar sus resultados y se hace responsable de su impacto en el mundo. Y muchas veces no nos queda más remedio que analizar, lo que hacemos nos acaba afectando de una forma u otra al cambiar las circunstancias que vivimos.

En la cultura budista/hinduista se avisa a los practicantes de que no busquen los poderes, que estos aparecerán durante el desarrollo de la práctica de meditación pero que no les presten atención para evitar quedarse atascados en ellos. Aquí lo que estamos haciendo es seguir directamente el camino de los siddhis, los poderes. Este camino nos va a transformar y, si el practicante lo busca o no se opone, considero que nos va a llevar al mismo destino, el desarrollo espiritual y la Gran Obra, identificada por algunos con la iluminación.

Esta actitud experimental puede llevar a pensar que la magia del caos es inmoral, cuando es mejor entendida como amoral. Es responsabilidad de cada practicante decidir su ética y, a ser posible, desarrollarla por medio de la experimentación de diferentes formas de vivir. Algunos incluso dicen que el practicante ha de mantenerse por siempre amoral. Este punto, como tantos otros, queda a la discreción de cada uno de nosotros.

Siguiendo con la crítica, si nos planteamos que influir a otros es incorrecto deberíamos inmediatamente dejar de hablar, de debatir, de expresar opiniones o de juzgar las acciones de otros, ya que todo esto y más es influir a otros.

Otro punto a tener en cuenta es que si efectivamente manifestamos nuestra voluntad consciente e inconsciente a todas horas qué mejor que aprender a hacerlo, decidir por nosotros mismos qué consideramos adecuado o correcto en vez de ignorar los posibles resultados de la proyección automática de nuestra voluntad.

Dicho de una manera algo más inflamada: La magia es política, es contestataria, es libertaria. Si aceptamos los preceptos de la magia afirmamos que todo ser humano tiene poder. Toda aplicación del poder implica una decisión, y toda decisión no tomada es una invitación a que otro la tome por nosotros. No tomar nosotros mismos las decisiones es regalar nuestra libertad por miedo, pereza o por la reconfortante pero falsa sensación de que este regalo está exento de responsabilidad o consecuencias.

Introducción a los sigilos

Qué es un sigilo

Sigilo significa literalmente sello. Como tal es una representación simbólica. Para servir a los objetivos de este taller lo vamos a entender como la conversión de un deseo, una voluntad, en un símbolo abstracto. Con él pretendemos facilitar el proceso de la manifestación de nuestra voluntad, superando las barreras mentales con el uso del trance.

Desde un paradigma psicológico el sigilo toma un deseo consciente y lo transforma en un deseo inconsciente, permitiendo que el poder de nuestra mente manifieste sin la interferencia de nuestras contradicciones y bloqueos. Hay muchos otros paradigmas, muchas otras formas de entender los mecanismos de la magia, así que investiga y experimenta.

Sigilos clásicos

Es muy probable que los sigilos como tal hayan existido desde que nuestros ancestros empezaran a desarrollar pensamiento simbólico. Por poner unos pocos ejemplos de composición de sigilos: tenemos las runas ligadas nórdicas, donde las diferentes runas se unían para crear un mensaje, un sello identificativo o para transportar un propósito mágico. Otro ejemplo son los cuadrados mágicos, sigilos en si mismos o recursos para generar sellos de entidades o símbolos mágicos.

Runas ligadas de la palabra runaʀ en la piedra rúnica de Sønder Kirkeby, Dinamarca.
Sello de Hagiel obtenido colocando los valores numéricos de sus letras en hebreo sobre el cuadrado mágico de Venus.

Sigilos modernos: Spare y Carroll

Los sigilos tal y como son populares hoy en día surgen a partir del interés de los primeros magos del caos por la magia a la vez críptica y práctica del mago y dibujante londinense Austin Osman Spare. Él fue el primero en exponer una forma sencilla de crear estos vehículos de nuestra voluntad en su The Book of Pleasure de 1913. El camino recorrido a partir de ahí ha sido impresionante, aunque eso lo dejaré para posteriores talleres.

Este es un ejemplo de un fragmento de página de Spare, lleno de sigilos y símbolos mágicos de su alfabeto del deseo.

Debajo vemos la página del Liber Null (no sé si manuscrito original o copia manual) donde Peter Carroll explica tres sistemas de sigilos: el alfabético, el gráfico y el mántrico.

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Creación de sigilos

Para crear un sigilo lo primero es plantear un objetivo. ¿Qué quieres que ocurra? Este paso es muy importante, ya que el plantear tu voluntad de una forma clara y concisa con la intención de manifestarla es el auténtico hecho mágico.

El enfoque de este taller es práctico y experimental, así que mejor empezar con cosas sencillas y que podamos comprobar por nosotros mismos. Esto tiene dos intenciones: la primera es que obtener resultados nos ayuda a creer en el método y, como hemos visto en el poder de la fe, es un factor nada desdeñable. La segunda es que considero más práctico empezar poco a poco, tanteando la realidad para ver qué está a nuestro alcance y qué no.

No te limites a hacer lo que crees que podría ocurrir, lo que creas que es posible. Pruébalo todo, te sorprenderá la cantidad de cosas de cosas que consideras imposibles que luego resultan no serlo.

Cómo plantear mejor los objetivos: grandes y pequeños objetivos

Cuando trabajamos con sigilos es tentador pensar en hacer algo grande, en ir directamente al ambicioso objetivo final sin fijarnos en qué proceso puede ser necesario para que eso ocurra. Por poner un ejemplo tremendamente desmesurado, podemos decidir que nuestra voluntad es “paz en el mundo”. Yendo más allá de si esto es imposible o no, la cantidad de pasos necesarios para que suceda y la cantidad de intereses enfrentados hace que lanzar un único sigilo con este propósito resulte, muy probablemente, en un fracaso inmediato.

La mejor forma para abordar un objetivo medianamente complejo es dividiéndolo en pequeños objetivos para poder ir acercándonos poco a poco, mientras hacemos los ajustes necesarios y vemos las diferentes líneas de acción disponibles y deseables para nosotros. Así además podemos ver qué puntos de los que nos pueden llevar a nuestro objetivo son los más vulnerables, esto es, los que tienen más posibilidades de manifestación, y actuar sobre ellos.

Sistemas complejos

Si hacemos caso a las teorías de la física del caos, nos movemos dentro de sistemas complejos con comportamientos impredecibles dentro de dinámicas predecibles. Quien quiera saber más sobre esto que le eche un vistazo a uno de los libros que inspiró a Carroll, Chaos. Making a New Science (Caos: La creación de una ciencia) de James Gleick. De momento con lo que nos vamos a quedar para no entrar en grandes complicaciones es que estos sistemas se comportan de forma lineal hasta que hay pequeñísimos cambios en ciertos puntos, momento en el que cambia la dinámica completamente. Una forma muy gráfica de ilustrarlo es con la metáfora del efecto mariposa, donde el batir de alas de una mariposa en Pekín causa un tornado en Tejas. Esto no quiere decir que la mariposa por si misma tenga el poder para causar ese tornado, sino que su acción en un momento concreto de un sistema complejo como es el clima genera toda una serie de eventos en cascada que se materializan en Tejas en forma de tornado (entre muchas otras cosas en otros lugares).

De la misma manera puede que nuestras acciones generen cadenas igualmente poderosas. Teniendo esto en mente se puede hacer una ampliación del planteamiento anterior de trabajar en pequeños objetivos. Si cabe la posibilidad de que nuestras acciones generen enormes cambios ¿por qué no apuntar directamente al objetivo grande? Construimos el sigilo para nuestro gran objetivo y lo lanzamos. Así habríamos plantado un imán en el futuro que habrá de atraer la realidad hacia él mientras en el presente trabajamos en objetivos más pequeños, construyendo paulatinamente un camino hacia la manifestación del gran objetivo.

Radin nos ilustra con un experimento que puede arrojar luz sobre el hecho de plantar un objetivo en el futuro. En este caso se pretende conseguir que presionando un botón cien veces suene el máximo posible un fragmento de audio en vez de un chasquido, los cuales tienen 50% de posibilidades cada uno de sonar. El resultado fue un amento de la probabilidad de que sonara el fragmento de audio de 10.000 a 1.

Cuidado con lo que deseas

A la hora de plantear nuestra voluntad es recomendable darle unas cuantas vueltas. En primer lugar muchas veces pensamos que sabemos exactamente lo que queremos, pero sólo estamos viendo lo que hay en nuestro consciente, y seguramente ni siquiera con mucha claridad.

Más allá de esto está que tenemos una cantidad de información a nuestra disposición muy limitada, y por mucho que nuestros cerebros sean supercomputadoras biológicas tampoco parece que sepamos utilizarlos muy bien a voluntad. Esto suele llevar a que la manifestación de nuestros deseos muchas veces no sea como esperábamos, o puede que descubramos que lo que creíamos querer no es realmente lo que queremos. Si nos mantenemos medianamente prudentes y abiertos esto no tiene por qué ser un gran problema (a no ser que la liemos mucho, claro). De la manifestación de nuestros deseos obtenemos mucha información sobre qué queremos, cómo somos y cómo parece funcionar la realidad, así que podemos aprender de nuestros sucesivos intentos.

Está también el tema de que las barreras a la manifestación tienen su lógica interna. Dadas nuestras creencias y estructura mental las barreras suelen cumplir la función de protegernos de nuestras tensiones emocionales y psicológicas. Muchas veces esto parece ser un exceso de celo por parte del cerebro, otras no lo es y nos encontramos enfrentados a más de lo que podemos abarcar. Sé cuidadoso, analízate a ti mismo con el máximo de objetividad y procura no provocarte una enfermedad mental irreversible.

Cómo encapsular un deseo en un sigilo

Una vez escogido el deseo vamos a utilizar una de entre las múltiples versiones del método de Spare, que he elegido por ser sencilla y vistosa.

· En primer lugar escribe la frase que has escogido para representar tu voluntad.

· A continuación elimina las letras repetidas. Esto te dejará con un puñado de letras sin sentido, que es el primer paso de la abstracción.

· Combina las letras restantes a voluntad haciendo un dibujo con ellas. Simplifica este dibujo hasta que creas que puedes imaginarlo sin perder detalle. No importa si es bonito, feo, artístico o lo que sea, lo que importa es que tengas la sensación de que el dibujo que estás haciendo es un símbolo mágico portador de tu voluntad, que es el símbolo que te sirve. Dedícale el tiempo y el papel que haga falta.

· Escoge el sigilo final. Ya está listo para ser cargado.

En el primer ejemplo del manuscrito de Carroll puedes ver el proceso de creación paso a paso.

Antes de cargar

En la página Sigil Daily dan un método interesante para tratar de minimizar el impacto de nuestros propios errores, y es escuchar a nuestras emociones antes de lanzar los sigilos. Antes de lanzarlo para un instante, obsérvalo fijamente y recuerda el objetivo. Mientras haces esto observa tus sentimientos y trata de notar tus reacción ante el sello y su significado. Si sientes que expresan lo que quieres conseguir, adelante, sigue con la activación. Si por el contrario sientes contradicciones párate a observarlas. Si son problemas emocionales a los que consideras que quieres o puedes enfrentarte, adelante. Si sientes que estas barreras pueden ser realmente problemáticas o que el sigilo no expresa lo que quieres conseguir, abandona la activación y vuelve a diseñarlo desde el principio, desde la misma declaración de intención. Esto puede implicar desde un rediseño de cinco minutos hasta un largo período de pensamiento y planificación. Tú decides, es tu realidad.

Cómo cargar un sigilo. Los estados de trance

Técnicamente no es necesario entrar en trance para proyectar nuestra voluntad, pero quien lo haya intentado habrá comprobado una y otra vez que no suele ser así de sencillo. Nuestras barreras y nuestras circunstancias nos dificultan manifestar a voluntad, así que hemos de ordenar lo interno y lo externo lentamente o utilizar un método de trance (personalmente prefiero usar los dos, cada uno a su tiempo y ritmo).

Con trance quiero decir un estado mental en el cual nuestra mente se vacía de pensamientos, o se desentiende de ellos, y en el que nuestra conciencia permanece. Desde nuestra perspectiva occidental este tipo de estado nos parece imposible por estar acostumbrados a relacionar directamente pensamientos con mente, pero no es así. Cualquiera que practique sistemas de trance lo suficiente se dará cuenta enseguida, pero este es un tema para desarrollar en otro momento.

El estado mental al que pretendemos acercarnos es el conocido por los gnósticos como gnosis y por los budistas como samādhi, por dar algunos nombres.

Siguiendo a mi manera la clasificación de Carroll divido los métodos de trance en dos categorías:

Trance por inhibición:

· Concentración exclusiva. Toda nuestra atención se centra en algo (o en nada, si somos capaces de conseguirlo) hasta que en nuestra mente haya un espacio vacío. Lo podemos alcanzar a base de meditación en la respiración o no-meditación (meditación en el vacío), por ejemplo. En la sección de contemplación doy instrucciones sobre como trabajar estos métodos y algunos más de los que nombro.

· Observación focalizada de un objeto o imagen.

· Observación intensa de nuestros ojos en un espejo. Este método incluye sorpresas perceptivas y mentales de todo tipo que para este propósito es mejor ignorar.

· Falta de sueño. Una considerable falta de sueño. Digamos que unas 48 horas te empiezan a colocar ya en otro mundo. Cuidado con las repercusiones a la salud de este método.

· Ayuno. Otro método a manejar con cuidado.

· Agotamiento por ejercicio intenso.

· Agotamiento por postura. Por ejemplo adoptar una postura de yoga y mantenerla hasta la extenuación.

· Drogas hipnóticas. Aparte de que muchas de ellas son ilegales, es prudente estar bien informado, conocer los efectos secundarios, las efectos sobre la salud, la toxicidad de las sustancias y aquello con que las hayan cortado, el peligro de adicción y cómo funcionan. Atención también a la dosis o terminaremos demasiado pedo como para poder concentrarnos en lo que estamos haciendo. Es también conveniente que alguien sereno y de confianza actúe de niñera por si hay algún contratiempo. Para más información sobre el uso de drogas con seguridad conviene echar un vistazo a las páginas de Energy Control y Erowid.

· Privación sensorial. Otro método lleno de sorpresas para nuestra mente y sentidos.

Trance por excitación:

· Excitación sexual. En el momento de máxima excitación, y sobre todo durante el orgasmo, se produce un vacío mental de segundos, minutos si estamos acostumbrados a percibirlo y obtenemos el placer suficiente. Cuanta más excitación, más posibilidades de un trance prolongado. Este es uno de los motivos de la existencia del tantra sexual.

· Extremos emocionales. Nos provocamos a nosotros una emoción intensa. Cualquiera vale, pero por desgracia nos suele ser más sencillo conseguir picos emocionales con emociones negativas como rabia o miedo.

· Dolor. Otra forma de entrar rápidamente en trance y que puede ser bastante profunda. El problema es que aparte de que tenemos que andar con mucho cuidado para no causarnos daños irreparables, el cuerpo tiene un método de supervivencia llamado aumento de tolerancia al dolor. Cuanta más intensidad y frecuencia suframos dolor, más se acostumbrara el cuerpo a él, por lo que es posible que cada vez tengamos que hacernos más daño para entrar en trance.

· Concentración en una acción repetitiva. Esto puede ser el correcto caminar de los monjes budistas, bailar o cualquier otra actividad que reclame toda nuestra atención y nuestro dejarnos llevar.

· Canto. Puede ser canto en si o recitación mántrica.

· Tocar un instrumento. Por sencillez y por supuesta sincronización del corazón con el ritmo suele usarse un tambor.

· Drogas estimulantes y alucinógenas. Todos los avisos y consejos de las drogas hipnóticas se aplican también a esta categoría.

· Hiperventilación. Cuidado con mareos y desmayos.

· Saturación sensorial.

Los métodos de trance son potencialmente compatibles, así que experimenta a placer. Eso sí, infórmate antes porque según qué mezclas hagas pueden ser muy poco recomendables.

Una vez hemos escogido el método de trance y lo hemos puesto en práctica deberíamos ir acercándonos a ese punto vacío que buscamos. Llegados ahí (o lo más cerca posible) es el momento de imaginar o mirar el sigilo, permitiendo que toda la tensión acumulada para generar el estado se libere sobre él.

Hay quien recomienda no pensar en el significado al cargar mientras otros dicen que es imprescindible hacerlo. Experimenta tú mismo.

La sensación del momento de carga o lanzamiento del sigilo es, por su extraña naturaleza no verbal, prácticamente indefinible. Como mucho puedo intentar describirla como el acto de arrojar el sigilo al mundo, a nuestra mente, al inconsciente colectivo… sin sentir ansiedad, duda, nerviosismo…, sólo certeza de que el resultado está en camino y tranquilidad. Puede que tú sientas otras cosas, así que para variar te diré experimenta y explora el estado.

La actitud necesaria para manifestar resultados

Una vez lanzado el sigilo es el momento de volver al mundo. El sigilo está cargado, así que ahora nos queda seguir con nuestra vida. En esta fase se suele recomendar olvidar completamente el sigilo y su objetivo. Ante esto muchos entramos en la paradoja de “no pienses en un elefante rosa”. Tratar de olvidar algo es casi un incentivo para recordarlo, así que ¿qué actitud tomar?

Lo primero es no esperarlo, no estar buscándolo por todas partes. Sabemos que hemos hecho el trabajo mágico, sabemos que va a tener resultados, así que no necesitamos reforzar nuestras barreras mentales alimentándolas con dudas. Esto no quiere decir quedarse de brazos cruzados haciendo nada con la esperanza de que venga a nosotros. A veces es necesario que ayudemos a la manifestación trabajando en nuestro día a día, abriendo posibilidades a que ocurra o al menos no cerrándoselas. Otra veces sí que nos corresponde no hacer nada porque no hay nada en particular que podamos hacer, así que continuar con nuestra vida normalmente es lo mejor en ese caso. Y si el sigilo o el deseo nos vienen a la cabeza, lo mejor que podemos hacer es observarlos y pasar a otra cosa con naturalidad y sin preocuparnos por ello.

Carroll y Sherwin hablan de una actitud para permitir la manifestación llamada no apego/no desinterés. Quien entienda de budismo sabrá de lo que estoy hablando. Quien no, es una actitud que requiere de práctica y dedicación para desarrollarla. En un burdo resumen, consiste en no sentir ansiedad, anticipación o nerviosismo por algo a la vez que sentimos interés por que lo que sea que hayamos llamado a suceder.

Ideas para experimentos con sigilos

La mejor manera para comenzar a practicar con sigilos es con objetivos que no tengan ninguna significación material o espiritual para nosotros. Así iremos entrenando la capacidad de desear sin ansiar, de manifestar proyectando nuestra voluntad.

Estas son algunas ideas más o menos lúdicas para empezar a manifestar resultados:

· Oír una palabra/canción/referencia a una película concreta al día siguiente.

· Encontrar un billete de 20€ en el suelo/un objeto perdido/una moneda/un pokémon raro…

· Que nos llame/encontrarnos con una persona concreta.

· Que alguien sueñe con nosotros y nos lo cuente.

· Ver una persona vestida de un color concreto o con unas características concretas.

· Ser invitados a desayunar/comer/cenar/un concierto…

· Que un animal concreto se nos acerque.

· Que el clima de un día concreto sea el que indicamos.

La naturaleza de los resultados

A todos nos ha pasado muchas veces que pensamos en alguien e inmediatamente después nos llama o nos lo encontramos. Solemos pasar por alto estas cosas considerándolas coincidencias. Sin embargo si te paras a contar las coincidencias tienden a parecer demasiado numerosas. ¿Quiere decir esto que nosotros hemos provocado que nos llamaran? ¿O que hemos sentido que nos iban a llamar? ¿O que nos hemos comunicado telepáticamente y despertado sus ganas de llamar? No lo podemos saber a ciencia cierta a nuestro modesto nivel de empirismo, pero lo que sí que podemos hacer es experimentar. Intentar que las cosas ocurran según nuestra voluntad y observar si es así.

Haciendo esto veremos que los resultados a nuestras proyecciones suelen manifestarse como casualidades o cadenas de ellas, lo que usando el vocabulario de Jung ha venido a llamarse sincronicidades, casualidades significativas. Cuando los resultados no se manifiestan de una forma innegable y arrolladora no nos queda más remedio que coger estas casualidades, observarlas y preguntarnos ¿esto lo he hecho yo? Puede que sí, puede que no. En el fondo no tenemos una forma infalible de saberlo (a no ser que participemos en uno de los experimentos del Dr. Radin, por ejemplo), así que lo mejor es prudencia. Se acepta la sincronicidad como un posible resultado y como una posible casualidad y se disfruta de ello. Esta es una buena receta para la salud mental al usar la magia.

Hablando de salud mental, hay una serie de tendencias que es importante evitar para no perderla:

· Que dos cosas pasen una detrás de otra no quiere decir que estén relacionadas. No es conveniente establecer relaciones causa-efecto muy rápido cuando no podemos saber cómo ha ocurrido lo que ha ocurrido.

· El sesgo de confirmación, nuestra tendencia a ver lo que creemos que vamos a ver y no ver lo que no creemos que pueda ser, nos puede llevar a engaño. Sé crítico con tus propias conclusiones.

Visto lo visto creo que lo mejor es probar y probar a ver qué ocurre hasta que nos aburramos o veamos resultados que nos lleven a pensar que esta es una herramienta que efectivamente nos puede resultar útil.

Para saber más del tema y fuentes varias

Peter J. Carroll (1987). Liber Null and Psychonaut

Austin Osman Spare (1913). The Book of Pleasure

Dean Radin (2018). Real Magic

Frater U.·.D.·., alias Ralph Tegtmeier (1988). Sigillenmagie in der Praxis, publicado en inglés como Practical Sigil Magic (1990)

El foro de los DKMU

Sigil Daily

No eres especial

No, no lo eres.

No tienes poderes mágicos inimitables.

Eres un ser humano (sea lo que sea que eso implique). Queda dicho de una forma directa y sin concesiones en esta maravillosa escena de El club de la lucha.

Tyler: Prestad atención, gusanos. No sois especiales, no sois un copo de nieve único y hermoso, sois de la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás. Somos la mierda cantante y danzante del mundo, todos formamos parte del mismo montón de estiércol.

Lo bueno de no ser especial es que eso te hace libre. Si tuvieras la completa seguridad de haber sido escogido para alguna gran tarea esa sería tu obligación vital, tu mandato de parte de Dios o los poderes que te la hayan asignado. La cuestión es que cuanto más la busco no acabo de ver clara esa gran tarea. En todo momento me da la sensación de que toda gran tarea no deja de ser una elección personal consciente o inconsciente, o en los peores casos una fantasía que nos domina o una tarea impuesta por otros hasta el punto de que la creemos nuestra.

«Tan sólo ser humano» no está en absoluto escaso de posibilidades para la acción, la exploración y el asombro. Tenemos capacidad de decidir y actuar, por lo tanto podemos usar nuestra libertad en la forma que mejor nos parezca.

Una buena forma de explorar este hecho es a través de la práctica mágica. Al ser una disciplina que nos da herramientas para desgranar campos supuestamente sobrenaturales (como una vez leí en no recuerdo qué texto de Alan Chapman, nada que no sea natural podría ocurrir), vamos viendo aquí y allá los límites de nuestras creencias y el cómo sujetan la narrativa de nuestra vida con alfileres.

 

El tema que nos ocupa suele empezar a surgir cuando se manifiestan resultados medianamente claros relacionados con nuestras prácticas mágicas, cuando empieza a aparecer en nuestra cabeza la noción de que tal coincidencia o tal suceso extraño puede que hayan sucedido por medio de una acción mágica nuestra. Aquí es cuando nos podemos llegar a plantear ¿tengo cierto poder porque soy un elegido, un ser superior, la reencarnación de algún ser poderoso o (escriba aquí su historia favorita)?

Para eso tendríamos que empezar preguntando ¿soy yo el que ha hecho que sucedan cosas a través de la magia? Para no ponerlo fácil: no y sí.

No, porque en el fondo es prácticamente imposible saber a ciencia cierta si tu voluntad ha sido la causante del efecto, no importa cuánto contrastes y cuántas explicaciones encuentres. Ahí tu mejor aliado es la estadística, el porcentaje de sucesos relacionados con tu practica que ocurren frente a los que no.

Sí, porque, aunque no haya seguridad total, si has llevado un registro de todo lo que has ido haciendo verás que las casualidades parecen estar en general alineadas con tus trabajos mágicos o tu etapa de desarrollo personal.

Entonces ¿es cierto? ¿Puedo hacer que ocurran cosas con sólo desearlo? ¿Soy el amo de la realidad? En cierto modo sí, al fin y al cabo puedes tomar decisiones y afectar el transcurrir de los eventos para que sucedan cosas, con magia o sin ella. Esto puede hacer que aparezca una narrativa que incluya ser el centro del universo, superpoderoso, la reencarnación de Son Goku o cualquier otro tipo de historia más o menos inverosímil. Y como seres que nos manejamos desde el lenguaje resulta extremadamente tentador creérnosla.

No la arrojes a la basura directamente sólo porque pueda ser una construcción fantasiosa, una narrativa bien hilada es un buen apoyo para posteriores trabajos mágicos. No la conviertas necesariamente en la base sobre la que apoyar tu vida, como con toda narrativa en algún momento le encontrarás algún punto flojo que hará necesario sustituirla por otra o darle unos remiendos. Mejor entrar y salir de ella con las herramientas de salto de paradigma para cuando nos pueda ser útil.

Un buen ejemplo de aires de superioridad y elitismo lo encontramos en el término muggle, adaptado de las novelas de Harry Potter de J. K. Rowling, para referir en ese universo a la gente que no tiene acceso a la magia. Me hace gracia sobre todo porque, al igual que un corredor entrena para una maratón a pesar de que todos sabemos en mayor o menor medida correr, las herramientas de la magia tienen como función potenciar lo que todos ya tenemos de base. Como dijo AOS mientras criticaba a los magos rituales en su Libro del placer (Autoamor):

Sus prácticas prueban su incapacidad, no tienen magia para intensificar lo normal, el goce de un niño o de una persona sana, ni para evocar su placer o conocimiento desde sí mismos.

Hay dos manifestaciones de este subírsenos a la cabeza la narrativa, estos delirios de grandeza, especialmente coloridas.

 

El mago superior

O el afectado por la magusitis. Según el acuñador del término, Phil Hine, es «el síndrome de la gente que, a pesar de lo que opinen sus pares de ellos, sienten que han alcanzado algún tipo de estado exaltado, que suele ser sinónimo de comportarse como un absoluto gilipollas». McSprocket lo expone aún más demoledoramente en un hilo de Reddit diciendo «Creo que la primera iniciación del Gran Magus Señor Importante (G.’.M.’.S.’.I.’.) debería ser el llevar a cabo la invocación del Magus, inflando masivamente su Ego de Maestro de la Causalidad. En ese estado su ojo del culo es besado por los labios del Abismo y se alza colosal sobre las confusas cabezas de sus múltiples yoes, que no pueden siquiera musitar una petición de reconocimiento porque su cabeza está tan elevada en el Ain Soph Aur que se enlaza ourobóricamente con la Puerta Daathiana de manera que está constantemente haciéndole dulcemente el amor con la lengua a su propia próstata, encendiendo el fuego de La Serpiente Sin Retorno en una nauseabunda supernova pantagruélica de SOY TAN JODIDAMENTE GRANDE y entiendo cómo funciona todo y respétame y blablablá cállate mago gilipollas.»

 

El síndrome del salvador o complejo de mesías

Aunque la magusitis es una especie de subgénero de esta, la versión original sería el complejo de mesías. Este nombre se le da a un conjunto de síntomas que incluyen creer que tiene un don especial que nadie tiene, una misión que sólo uno mismo puede cumplir o el ser la reencarnación de Cristo, Buda o cualquier deidad o personaje relacionado con el entorno o la creencia del individuo. De hecho la gran cantidad de reencarnaciones de Cristo o del Buda histórico que hoy mismo caminan y hablan con nosotros ya deberían valer para hacer saltar alguna alarma de atención si se nos pasa por la cabeza.

Varias fuentes consideran esto un síntoma de psicosis, así que no está de más estar en guardia.

 

Los antídotos

Conozco tres grandes antídotos o vacunas contra estos delirios: hablar, comprobar resultados y meditar.

Hablar con gente de confianza, que vaya a exponerte con delicadeza y sinceridad lo que piensa, puede ayudarte a poner los pies en el suelo. Al fin y al cabo nos puede resultar mas sencillo escuchar a nuestros amigos cuando nos digan que podría ser que se nos esté yendo la olla, y puede resultar menos doloroso que descubrirlo de un desconocido. Si ves que existen posibilidades de que la cosa se te esté yendo de las manos lo mejor es hacer una pausa y visitar a un especialista.

Por otra parte buscar a otros que compartan intereses y prácticas ayuda a encontrar a gente que ha pasado por situaciones similares o que tiene conocimientos paralelos. Encontrar a los otros, como dijo McKenna (homenajeando a Leary), es siempre enriquecedor:

Internet nos muestra a todos, sin importar lo raro que seas, sin importar lo marginal que seas, sin importar lo peculiar que seas, al hecho de que hay otros como tú. Hay otros como tú. Encuentra a los otros. Uníos en una causa común. Date cuenta de que los tratos y amigos que hagas serán los que determinen dónde vas a estar cuando caiga el rayo, y esto es simplemente… obvio.

Hay, afortunadamente, más gente con estas cualidades que pueden llegarnos a parecer únicas o características de una elite si no contrastamos y nos quedamos solamente con nuestras propias impresiones.

 

Comprobar resultados, contrastar, como ya he dicho antes, es un buen antídoto contra la egomanía, porque no sabremos si hemos ejercido nuestra influencia sobre algo si no vemos de alguna forma que ese algo ha ocurrido. Si nos empeñamos en encantar sin buscar confirmación de los resultados sería como salir a cazar, no preocuparse de si se ha hecho presa con cada disparo y considerarte un fantástico cazador.

 

De momento estas dos soluciones ya serán más que suficiente para herir tu orgullo. Eso es bueno, te indicará dónde hay lo que podríamos llamar una acreción de ego o un fallo en la estructura ilusoria. Sin dejar de hacer lo que te funciona y lo que te gusta, presta oídos a lo que tu gente de confianza y los veteranos que tengan tu respeto de digan. Te puede dar pistas para avanzar o para evitar problemas.

 

El tercer antídoto es la meditación, una forma de, entre otras cosas, acostumbrarte a contemplar el contenido de tu experiencia vital con ecuanimidad e imparcialidad, sin dar a ningún pensamiento, sensación o emoción un valor superior al anterior o el siguiente. En un ámbito práctico nos ayuda a relajarnos al respecto del valor de «verdad» que tiene cualquier planteamiento nuestro, ya que todos están articulados de una manera u otra dentro de nuestras narrativas. Por lo tanto ¿cómo estar completamente seguros de que lo que pensamos o sentimos es una verdad inamovible? Sólo podemos estar completamente seguros de que lo hemos pensado o sentido.

 

El cuarto antídoto

Hay una cuarta solución, llamada tener vida. Si te centras en tus amigos, familia, objetivos y preferencias será mucho más complicado que el contacto con entidades incorpóreas, dioses, reinos astrales o pokémon manifestados se imponga sobre una narrativa ya convenientemente articulada en torno a ti y tus planes.

 

Referencias:

Nadine Buchholz. Magusitis: A Hydra In Sheep’s Clothing. The Deoxyribonucleic Hyperdimension (en inglés. Visitada por última vez el 12-8-16).

Chirotus Infinitum. 2006. Know Thy Ego (en inglés. Visitada por última vez el 15-8-16).

The Kite. 2016. Meditation’s What You Need. The Kite’s Cradle (en inglés, visitada por última vez el 30-8-16).

Brad Warner. 2016. That’s Just the Content of Your Zazen. Hardcore Zen (en inglés, visitada por última vez el 30-8-16).